domingo, 6 de diciembre de 2015

PLAYA DE LOS BIKINIS

La Playa de los Bikinis está situada dentro de la bahía de Santander, rodeando el sudeste de la Península de la Magdalena. Por el oeste limita con la Playa de La Magdalena (que a su vez limita con la Playa de Los Peligros) y por el este con un grupo de rocas tras el cual se encuentra el Embarcadero Real. No se puede establecer con precisión el punto a partir del cual la Playa de la Magdalena pasa a ser la Playa de los Bikinis, pero puede servir como límite entre ambas el pequeño espigón situado un poco más allá del Club de Tenis, a la altura de la calle La Horadada. Oficialmente, según el Ministerio de Medio Ambiente, la longitud de la playa es de 250 metros y su anchura media de 30. Cuando la marea está alta la zona más oriental de la playa desaparece por completo, quedando el resto reducido a unos pocos metros. Con la marea baja la playa crece considerablemente dejando al descubierto un gran número de rocas. La playa cuenta con un espigón construido en piedra y cemento a finales de los años sesenta. Este espigón, conocido popularmente como "el muro" divide la línea de la orilla en dos partes, pero cuenta con grandes arcos que permiten el paso de los bañistas. Hacia el sur, la construcción se adentra en el mar unos 50 metros. En la dirección opuesta el espigón desaparece en la arena mucho antes de llegar al final de la playa, por lo que esta queda dividida solo parcialmente. La playa apenas tiene oleaje. Cuando un gran barco entra o sale de la bahía sí pueden producirse algunas olas pequeñas. Muy cerca de la Playa de los Bikinis se encuentran el Islote de la Torre (en el que ha una escuela de vela) y la Isla de la Horadada (sobre la que hay un faro). Ambas son relativamente accesibles a nado. Muy cerca de la Playa de los Bikinis se encuentra la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, donde desde principios del siglo XX se han impartido unos cursos de español para extranjeros que han atraído a estudiantes de todo el mundo. A partir de los años sesenta las estudiantes europeas y americanas bajaban a la playa con sus biquinis, algo que en el Santander de la época causó gran revuelo y llegó a ser el elemento con el que se identificó esta zona de baño próxima a la universidad. Podría castellanizarse el nombre y escribirse “biquinis” o “biquini” en lugar de “bikinis” o “bikini”, pero debido a que en el momento del "bautismo" de la playa este término no estaba incorporado al castellano, tal vez sea más apropiado mantener la ortografía original

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